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Poesía Ilustrada

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  El despertar  a León Ostrov   Señor La jaula se ha vuelto pájaro y se ha volado y mi corazón está loco porque aúlla a la muerte y sonríe detrás del viento a mis delirios Qué haré con el miedo Qué haré con el miedo Ya no baila la luz en mi sonrisa ni las estaciones queman palomas en mis ideas Mis manos se han desnudado y se han ido donde la muerte enseña a vivir a los muertos Señor El aire me castiga el ser Detrás del aire hay mounstros que beben de mi sangre Es el desastre Es la hora del vacío no vacío Es el instante de poner cerrojo a los labios oír a los condenados gritar contemplar a cada uno de mis nombres ahorcados en la nada. Señor Tengo veinte años También mis ojos tienen veinte años y sin embargo no dicen nada Señor He consumado mi vida en un instante La última inocencia estalló Ahora es nunca o jamás o simplemente fue ¿Còmo no me suicido frente a un espejo y desaparezco para reaparecer en el mar donde un gran barco me esperaría con las luces encendidas? ¿Cómo n...

Alquimia con Tinta y Lavandina

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Pintar con lavandina es un  de juego lleno de  sorpresas. En estas obras, primero mancho con tinta, dejo que la mancha viva y respire. Después pinto con lavandina hasta  aparecer la imagen, como un secreto que se revela solo. Es un diálogo entre el control y el azar, una danza que me conecta con el trazo más libre.

Pugliese, Pugliese, Pugliese!

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Esta ilustración forma parte de una serie que me encargaron y que amé hacer. Está trabajada en grafito con color digital, mezclando lo analógico con lo contemporáneo, como el mismo espíritu de Pugliese. Decir “Pugliese, Pugliese, Pugliese” es un ritual, una cábala. Una forma de invocar la buena suerte y espantar las malas energías. Como un Candyman buena onda o una Bloody Mary del bien . Se dice entre músicos antes de salir al escenario, o entre artistas que se lanzan a algo nuevo. Arte con mística y corazón.  

Egar Allan Poe - Dos rostros, un solo abismo.

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Edgar Allan Poe, en acuarela y tinta Les dejo dos versiones del maestro del misterio, el genio que hizo del dolor un arte y de la oscuridad, un lenguaje. A la izquierda, una versión más contenida , trabajada con acuarela y mirada precisa. El trazo es limpio, casi académico, como si intentara atrapar la figura de Poe en una jaula de papel. Hay melancolía, sí, pero también compostura. Un retrato que respira con mesura, como si tratara de sostener el temblor. A la derecha, en cambio, se desata el experimento emocional . La tinta explota, mancha, se derrama con furia y con alma. Acá me deje llevar sin tanto analisis de la imagen de referencia. El rostro emerge desde el agua y la tinta que fluyen con libertad. Es un retrato que no busca agradar, sino invocar . Ambas formas de crear son válidas. Dos modos de mirar al mismo hombre. Dos maneras de abordar el retrato: una que busca entender , otra que se atreve a sentir .

No me olvides

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  No Me Olvides  Serie en grafito sobre cartulina de color La memoria no siempre es un archivo ordenado. A veces es un murmullo, otras un eco. A veces se esconde en los pliegues de un rostro, en la infancia atrapada dentro de una mirada adulta, o en los cabellos que sueñan con pájaros y agua. Esta serie nace del deseo —o del miedo— de no olvidar. De no olvidar quién fuimos, a quiénes habitamos, quiénes nos habitaron. Intenté acompañar esa atmósfera nostálgica no solo en la composición de cada imagen, sino también en la textura del grafito y el color de la cartulina, como si fuera una fotografía que el tiempo envejeció. Cada pieza es una cápsula emocional. Alguien lleva dentro sus versiones pasadas. Una niña flota en el cabello de su yo dormido. Un anciano guarda, como un relicario, los recuerdos de las infancias que cuidó. Todo se cruza: lo vivido y lo soñado, lo que permanece y lo que tiembla por desaparecer.

El conejo blanco de Alicia, en el espejo

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Estos dos conejos surgieron del juego entre la tinta y la lavandina. En uno, pinté toda la hoja con tinta y luego “busqué” al conejo con lavandina, como si lo hiciera aparecer entre las sombras. En el otro, pinté primero al conejo con tinta, y después lo salpiqué con lavandina, como si cayera sobre él una lluvia de estrellas. Dos maneras de revelar una figura escondida. Dos conejos que no huyen, sino que se dejan encontrar del otro lado del espejo.  

Mujer Jaguar

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  Esta pieza nació del encuentro entre distintas técnicas: acuarela, lápiz, tinta. Pero también nació con la intencion de representar la dualidad —lo humano y lo salvaje, lo visible y lo instintivo— en una imagen que contenga ese equilibrio. Ella no doma a la fiera. Ella es la fiera. Y también, la calma.